Datos de interés:Inicialmente, era una fortaleza defensiva de origen árabe, reconvertida en castillo a partir del s.
XIII, aunque la morfología que nos ha llegado a nuestros días fue realizada bajo el señorío de los Altamirano en el siglo XV, por don Alfonso de la Cámara, primer señor de Orellana la Vieja.
Hubo muchos señores que lo habitaron por orden de sucesión, haciendo que se llevaran diferentes labores de construcción que modificaron la estructura original del edificio.
Se fueron añadiendo y agregando elementos en los siglos XV y XVI, ya dentro de la mentalidad señorial renacentista, y realizando importantes innovaciones de tipo residencial en su interior, tras las cuales, la fortaleza perdería su función defensiva para convertirse en un hermoso palacio.
El doceavo habitante del castillo, el llamado Pedro de Fonseca, fue el primer marqués de Orellana, título que fue subrogado en 1643, al otorgarse a otro linaje el Marquesado de Orellana la Vieja.
Este recién creado marquesado, caería en 1646 de la mano de Felipe IV, en la figura de don Rodrigo Enrique de Orellana Toledo y Mendoza, XI señor de Orellana la Vieja.
Gracias a alguna documentación del siglo XVIII, se sabe que algunos de los recintos que contenía el palacio, son, el archivo, el cuarto de los azulejos, las bodegas, las caballerizas, las cocinas o los dormitorios.
El castillo estuvo habitado hasta finales del siglo XIX.
Después de la Guerra Civil, se construyó un domicilio particular que ocupa materiales y parte del edificio antiguo, en la actualidad forma parte del patrimonio del Gobierno autonómico.
Entre las ruinas que se conservan, se puede observar alguna cámara cubierta con bóveda de crucería gótica, en una de ellas con el escudo de los Orellana en la clave, uno de los cubos redondos (al que se le aisló en una de las últimas reformas, pues tenía anexa una vivienda), fragmentos de muros y restos de la torre del homenaje (hoy en día ya se ha eliminado la torrecilla con el reloj que remataba todo el conjunto, y que fuera erigida en el siglo XX).
El conjunto fue construido en mampostería con refuerzo de sillares en los ángulos, de gruesos muros, 2 redondas y 2 cuadrangulares, unidas por una muralla que delimitaba un recinto cerrado de planta aproximadamente cuadrada, abierto a poniente por su puerta principal, situada junto a la albarrana.
Una de estas torres, es la llamada torre del homenaje.
La torre del Homenaje de planta cuadrangular también, conserva parte del esplendor del pasado en sus pinturas y en su interior esgrafiados en uno de los huecos de escalera, que dan a la primera planta, donde se observan los escudos de los Orellana-Altamirano, con 10 roeles y una inscripción.
Destacaba en el conjunto el magnífico patio porticado con arcos de medio punto en el piso inferior y arquitrabado en el superior, que se apoyaba sobre columnas de capiteles jónicos, de gusto renacentista.
Este patio, de estilo plateresco, tenía una disposición cuadrada.
Estado: Ruinas
Visitable: Si
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