Datos de interés:
La torre-palacio de Muncháraz se alza a la izquierda de la carretera de Durango a Elorrio, se asienta en el fondo de un valle.
La posesión de Muncháraz llevaba inherente asiento preferencial en la iglesia parroquial de San Torcaz de Abadiño y en ella derecho de enterramiento en la capilla de su nombre y propiedad.
Debió existir una torre medieval anterior que participó en las luchas banderizas.
Sin embargo, como se ha afirmado en los estudios más recientes, el edificio que vemos carece de las connotaciones defensivas de las torres medievales, y en cambio se muestra en su parte inferior como un palacio renacentista, resultado probablemente de una reedificación en el s.
XVI, en fecha aún no documentada.
Los vanos góticos algunos de asiento, que aparecen sin orden serían reaprovechados, o bien tendrían carácter retardatario.
Los dos pisos superiores, la galería abierta y el ático, en cambio, serán posteriores.
Su imagen exterior es un cubo exento, con muros de gran espesor (2,45 metros), de sillería de arenisca tostada, rellenos de canto de río, muy bien tallados y regulares, hasta aproximadamente el arranque de la logia* (es una galería exterior conformada por arcos sobre columnas, techada y abierta en uno o más lados).
A partir de aquí se emplea en el cierre de las fachadas N.
y O.
materiales de desigual y peor calidad.
En alzado consta de cinco pisos con absoluto predominio de la madera como elemento estructural interno.
En la fachada principal, se abre el acceso lateralizado de medio punto, con puerta de roble revestida de chapa, y sobre la dovela central el escudo.
A ambos lados hay una inscripción en caracteres góticos.
Y a la derecha otra moderna.
Destaca por sus dimensiones la logia* o corredor, que se abre en el cuarto piso de la torre, en las fachadas al levante y al mediodía, las más soleadas y públicas del edificio, consiste en dos series de arquerías de medio punto de 7 y 6 vanos, respectivamente, sobre toscanas y entre ménsulas en forma de triglifos con gotas en los extremos, y con antepechos que hasta la última intervención de restauración en algunos sectores eran de obra y actualmente son de ferrería.
Al interior se corresponde con un gran aposento central que ocupa dos plantas, completamente diáfano al no tener soportes, el piso superior y último es un ático de entramado de ladrillo.
La cubierta es a cuatro aguas.
La localización de datos documentales indirectos nos permite aventurar una hipótesis hasta ahora no contemplada: que los pisos superiores, lo más sobresaliente y diferenciador del edificio respecto a otras torres palaciales vizcaínas “reedificadas” en el s.
XVI, especialmente la logia* que le otorga el carácter residencial y culto, sea resultado de una intervención a mediados del seiscientos.
Si por un lado estilísticamente sigue emparentada con los modelos palaciegos renacentistas italianos, como acertadamente ya se ha dicho, influencia que persistirá largo tiempo, estaría con esta nueva datación en consonancia con las galerías o solanas que en esta época comienzan a construirse en la cercana Villa de Elorrio, por ejemplo en el Palacio de Martín de Arespacochaga en la calle del Campo, si bien menos elaborada al carecer sus vanos de las molduras de aquélla.
En 1627 los familiares de Catalina venden la torre y pertenecidos a Domingo Martínez de Guisasa por 9.
600 ducados, poco después, en 1668 pasa a ser propiedad de la familia Arespacochaga de Elorrio.
Estado: Deteriorado
Visitable: Si
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