Datos de interés:Conocido popularmente como «Castillo de La Mota» por erigirse sobre una breve elevación de terreno o «mota».
Tiene su origen en la repoblación del siglo XI.
La función principal del castillo desde su creación fue la defensiva, pero además de ser un lugar militarmente estratégico acogió entre sus salas las funciones de archivo (donde se guardaron parte de los documentos de la corona) y de cárcel para presos tan ilustres como Hernando Pizarro o César Borgia.
En 1390 Juan I dona la villa y la Mota a su hijo, Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón.
Los enfrentamientos entre Juan II de Castilla y los Infantes de Aragón provocaron que la villa estuviera alternativamente dividida en manos de uno u otro bando, pero tras la batalla de Olmedo (1445) la Mota queda definitivamente bajo poder real, compatibilizando sus funciones militares con las de archivo y prisión.
Enrique IV ordena la construcción de la torre (1460) y entrega la fortaleza al arzobispo de Toledo, cuya traición la devuelve al dominio aragonés.
El Acuerdo de los Toros de Guisando (1468) entrega la fortaleza y la villa a Isabel, pero el rey se la quitará para entregársela a su hija Juana, quedando la fortaleza en manos de Alonso de Fonseca hasta su muerte (1473).
Su sobrino debe llegar a un acuerdo con los medinenses, que querían tomar el castillo, y la entrega al duque de Alba, a quien se la reclaman los reyes para entregarla a Alfonso de Quintanilla, guarneciéndola con armas y artillería, se construye entonces la barrera de artillería, terminada en 1483, como indica la fecha grabada junto a los escudos de los Reyes Católicos en la entrada principal.
Durante la Guerra de las Comunidades, la fortaleza permanece fiel a la corona, pese a que Medina era comunera.
El castillo está levantado en ladrillo como material principal.
El actual castillo se levanta en el solar sobre el cual, se estableció un primer asentamiento poblacional medinense tras la Reconquista cristiana de los valles al sur del Duero.
Dicho asentamiento, una vez el peligro musulmán desapareció, fue extendiéndose y desplazándose hacia terrenos más llanos, momento en el cual, el primer Castillo de La Mota pasaría a desempeñar funciones de fortaleza independiente.
Aprovechando los restos de una antigua muralla de origen árabe que protegía la villa primitiva, a finales del siglo XIII y principios del XIV fueron erigidos los cuatro torreones que articulan los lienzos sur y oeste del conjunto.
La entrada al castillo se realiza a través de un puente levadizo que atraviesa el foso y que comunica con el primer cinturón fortificado del conjunto, el cual, abre mediante un arco de medio punto flanqueado por dos potentes torreones cilíndricos almenados.
Esta primera barbacana o barrera artillera, levantada en tiempos de los Reyes Católicos, presenta una planta trapezoidal algo irregular por tener que adaptarse al núcleo principal de la fortificación.
Fue erigida a base de ladrillo rojizo típico de la comarca, elevándose sus lienzos en talud desde lo más profundo del foso y contando en su interior, gracias al espesor de sus muros, con un complejísimo entramado de galerías cuyas únicas aberturas al exterior se reducen a las saeteras defensivas practicadas en varios niveles.
El único ingreso al patio de armas cuenta con dos torreones que lo flanquean y lo protegen, esta primera barrera artillera cuenta con cinco torreones angulares cilíndricos y almenados, disponiéndose, en el centro de cada uno de los lienzos, pequeños garitones también circulares a modo de husillos almenados.
Al pasar el primer cinturón, encontramos el núcleo propiamente dicho del castillo, configurado mediante el lienzo reaprovechado de una primera fortaleza existente con posterioridad, con cuatro torres prismáticas añadidas en los costados sur y oeste, y el cerramiento llevado a cabo en tiempos de Juan II y Enrique IV de los sectores oriental y norte, en cuya intersección, fue erigida la majestuosa torre del homenaje de la que nos ocuparemos a continuación.
La simple disposición del material constructivo permite, desde el exterior, distinguir ambas fases constructivas ya que, la parte más antigua y reaprovechada de la fortaleza anterior, presenta un aparejo a base de mortero, cal y canto con hiladas de ladrillo en verdugadas mientras que en los tramos adscritos a la segunda mitad del siglo XV, se aprecia la una disposición del material típicamente mudéjar.
Pasada la primera barbacana y el puente levadizo, se accede al patio de armas del castillo.
Presenta una planta cuadrangular definida por galerías o crujías de dos pisos abiertas al espacio central mediante arcos apuntados y balconadas adinteladas en tres de sus lados, quedando destinado el cuarto de los frentes del patio a la espectacular fachada de acceso a la zona noble.
La portada, vaciado de la que ordenó confeccionar Beatriz Galindo «la Latina» en su homónimo hospital madrileño, fue mandada recolocar en La Mota de Medina del Campo por el Marqués de Lozoya.
En ella, pese a su factura típicamente gótica, se advierten perfectamente varias licencias mudéjares, como el ligero sobrepasamiento del dovelaje del vano de acceso, así como el alfiz que enmarca en conjunto, recursos cuya presencia en tan señera fortificación castellana encontrarían su justificación en la participación documentada de alarifes musulmanes.
El vano de acceso, apuntado y de dovelaje ligeramente sobrepasado, presenta decoración a base de bolas y fórmulas vegetales, quedando flanqueada por sendos escudos nobiliarios de las casas de los Ramírez y los Galindo, otras tantas esculturas de santos, y un precioso conjunto escultórico del abrazo de San Joaquín y Santa Ana bajo un elegante dosel de tracería.
Al interior, superado el vestíbulo, presidido por una réplica cartográfica de Juan de la Cosa, llama la atención la llamada «escalera de honor», de estilo gótico y también inspirada en la existente en el anteriormente citado hospital madrileño.
En la planta noble, amén del salón principal, destaca una pequeña estancia abovedada y enriquecida con yeserías conocida como «peinador de la reina», donde cuenta la tradición que Juana la Loca pasaba largos ratos a la espera de su esposo.
Desde la crujía oeste del patio de armas se accede a la capilla conocida como de Santa María del Castillo, obra historicista de inspiración románica que conserva en su interior una interesante colección de obras de pintura y escultura sacra de notable valor.
En el ángulo opuesto a la capilla y ejerciendo altiva protección sobre la puerta de ingreso al recinto, se eleva su fastuosa torre del homenaje, auténtico icono de la fortaleza de La Mota y la más alta de cuantas torres existen y existieron en fortalezas castellanas.
De planta cuadrada, cobija en sus nada menos que cuarenta metros de altura cinco niveles de estancias abovedadas, de las cuales, las tres primeras fueron reconstruidas mientras que las dos superiores se conservan, pese a su restauración, con su aspecto original.
La estancia del cuarto nivel, de planta cuadrangular, queda rematada por una bonita bóveda octogonal sostenida por trompas, una disposición que se repite en la quinta con la diferencia de que, en este caso, el paso de una superficie cuadrangular a una octogonal se resuelve mediante pechinas.
Queda coronada la torre del homenaje mediante almenas voladas sobre mensuras a modo de modillones, quedando definido el perfil por los husillos cilíndricos también almenados que flanquean los cuatro ángulos de la torre.
El castillo de La Mota de Medina del Campo es una de las fortalezas más conocidas de España y de la provincia de Valladolid.
Estado: Buen estado
Visitable: Si
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